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martes, 12 de abril de 2011

Sweets&he

Todos quieren guiar mi camino. Pero, ¿quién mejor para guiar un camino que uno mismo? Seré yo misma quien camine y quite o escale todas esas piedras que me impidan pasar. Quién mejor que la música y la libertad de viajar para escribir mi destino. Qué mejor que el apoyo y los ánimos de todas esas personas cercanas a mí que saben mi modelo de vida ideal. 
Nunca creí que dos personas estaban hechas la una para la otra, de hecho, aún no lo creo, siempre soñé e intenté convencerme de que era así. Pero, en cambio, tú. Tú. Tú eres perfecto. Tú eres perfecto para mí. Nunca tuve tan claro el futuro que me esperaba. Porque pensaba caminar sola y no será así. Y ansío el paso de los años por una felicidad aún más profunda. Porque cuando imagino mi vida dentro de, al menos, 10 años, siempre puedo verme sonriendo. En ningún momento entró en mis planes tener a terceras personas entrometidas en mi relación o problemas económicos. 
Desde pequeña quise diseñar mi vida.Saber qué iba a estudiar y de qué iba a trabajar, de qué iba a vivir y de quién dependerían mis planes. De no estar atada a nada ni a nadie, pero tener cosas por las que preocuparme, como por ejemplo, él. 
Mi prototipo de vida en la que me despertara una mañana y viera encima de mi mesita dos billetes de avión para vivir otra aventura más, en la que al mirar por la ventana sólo pudiera ver mar y montaña, en la que me quedara los domingos en la cama con la persona que llenara mi vida, y así sucesivamente un sinfín de detalles con los que todos soñamos. La diferencia es que yo voy a darlo todo por cumplirlos, porque nadie me lo impedirá, porque un desliz económico no podrá con mi deseo de felicidad. Porque la felicidad hay que saber encontrarla. Porque la felicidad no tiene precio.