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jueves, 14 de octubre de 2010

8 y Nosotros



Fue la máxima sonrisa que pude expresar.
La noche en que nos conocimos supe que me necesitabas. Pero fui tan tonta al creer que tenía algo de mi que te pertenecía...
Él sabe que le quiero. De mujer a querida, y de querida a no querida. Aún así lo sigo esperando cada noche, a la misma hora, dónde siempre. Como todos, te prometen el cielo mientras se masturban con tu cuerpo. Pero el sufrimiento no se va. Te va pisando a medida que pasa el tiempo. Te estás volviendo loca, me digo, me dicen. Sigo buscando nuevas ansiedades -cuerpos que se entregan-, pero no consigo olvidarle, sólo recordarlo.
Date una oportunidad, mujer, no te dejes vencer. Intentaré no creer que todo el que se me acerca se quiere acostar conmigo.
Vivir como soy, ser siempre consciente.
Mi corazón sólo me merece a mí. Es realmente difícil comenzar de cero en un mundo nuevo, pues nada de miedo se eleva en mis llorosos ojos de luto. El peor ciego no es el que no quiere ver, sino el que ve con los ojos de que no lo ha de querer.
Y siempre cabe la duda de ser un títere más. Maricones los que visten y desvisten cuerpos en su juego de muñecas.
Existen mejores personas, mira a tu alrededor, no están por todos lados ni está sólo en una sola persona.
Y recuerda, cuando te desnudes ante alguien, al corazón no se llega por entre las piernas. NO PUEDES OBLIGAR A NADIE QUE TE QUIERA.

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