Datos personales

domingo, 3 de octubre de 2010


Sigo pensando que ya no soy la misma, para bien o para mal, he cambiado.
Igual que los demás, pero diferente en mi. Como cuando buscaba mi camino sin pararme a pensar. Viviendo cada momento de pleno éxtasis y perfecta felicidad. Estudiando mi grado de locura hasta estallar, hiperactivamente sin poner los pies en el suelo en esta sociedad de cuerdos.
Puedo cambiar mi motivación a cada paso que doy, puedo cambiar hasta cuando quiero volver a errar. Cambie lo que cambie, pasará lo que tenga que pasar.
Intentando buscar a cada segundo la misma sintonía acústica que invadía mis mejores días. Evadiéndome cada vez más de mi mundo y, así, volviéndome un poco más social. Me dan igual los demás, siempre me han dado igual. Dicen que todo lo que hacemos y decimos es para ser aceptado por los demás. ¿Qué más me da ser aceptada por los demás si la persona que más me importa y a la que más quiero soy yo misma? No es ni por asomo puro egocentrismo. Seamos realistas. Pues quien realmente dé su vida por los demás asegurándose su muerte, no se quiere para nada ni quiere a los demás. Vivimos en una sociedad egoísta, irreal y demagoga. Dónde todos somos víctimas de ello, queriéndolo o sin quererlo. Como cuando te enamoras de un cabrón el cuál te lo está poniendo difícil para tener algún tipo de relación en vez de enamorarte de alguien que te lo pone fácil porque quiere tenerte en su vida y no perderte, no ser una más. Somos complicados hasta para esto. Y es incomprensible e inevitable.

No hay comentarios: