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miércoles, 3 de noviembre de 2010

Dos extraños


Pasé de ignorarte durante toda mi vida a que te tuviera en mente a cada segundo, en cada sueño. Que te observara el máximo tiempo posible y crear coincidencias por cruzarme contigo aunque fuera por un segundo. Crear situaciones en las que verte durante más tiempo. Acercarme a los tuyos, que también son -en parte- míos. Nunca te hablé. Siempre me hablaste tú y buscabas cualquier excusa por dirigirme la palabra.
Y recordando momentos dónde aprovechabas el momento de "libertad" por perder ese respeto del día a día hacia mí y atreverte a tocarme, a hablarme sin que nadie pudiera sospechar lo que se te pasaba por la mente en esos instantes. A tener tu cara tan cerca de la mía que incluso me sentía incómoda a pesar de la conexión mutua.

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